"De noche, sola, me caso con la cama.
Dedo a dedo, ahora es mía."
Anne Sexton
La imagen de tu piel me visita esta noche. Tengo sed de tu boca, tengo hambre de tu boca. Tengo sed de tu cuerpo, tengo hambre de tus ojos. No estás aquí, no eres mío. Pero sin quererlo inundas mi habitación, invades mis espacios, cercenas mis sueños y en ellos me haces tuya.
No importa si no te poseo. En este momento, en la intimidad de mi alcoba y en mis anhelos más profundos, me perteneces. Rozo las sábanas entre mis dedos y recuerdo tu tacto. Imagino tus manos recorriendo el caudal de la línea de mi espalda. Imagino ahora la comisura de tus labios, el sabor de tu lengua.
¿A qué sabe tu lengua? ¿Se estremecerá mi cuerpo al sentir tu lengua?
Bajo la estela de una luz rojiza, imagino las líneas de tu abdomen, la forma de tu pelvis, la curva de tus piernas. En ese instante mis dedos sienten la necesidad de bajar, de palpar el calor de mi entrepierna. Entonces pienso que eres tú quien me toca.
Dedo a dedo te pienso. Dedo a dedo te hago mío. No sé si me pensarás de la misma manera, si sueñas con mi cuerpo y con mis labios, si imaginas que yo también te toco…
No importa si no te poseo. Hoy estás entre mis muslos, debajo de mis nalgas, amarrado a las patas de la cama, a mi merced.
Mi tesoro. Todos mis deseos se dirigen hacia ti, por ti y para ti. Mis dedos continúan el recorrido que necesita mi humedad para alcanzar el éxtasis, pero no me permito el clímax. No quiero soltarlo porque implica soltarte. Una vez que aflore tengo que aceptar que no estás aquí, que no eres mío.
Al menos puedo volver a ti. Te encontraré en mis sueños, en mis humedades, en esta habitación y en este cuerpo que te pertenecen aunque tú no lo sepas.
Comentários